Un paisaje de aire naif; a la izquierda avanzan unos “dragones” del ejército napoleónico; en la parte opuesta del cuadro un sacerdote ora ante la imagen de la Virgen. Es una escena ocurrida en el norte de la comarca de la Cepeda, pintada hace más de dos siglos, que narra un hecho ocurrido en la Guerra de la Independencia.
Se trata de un exvoto entregado a la patrona de la Cepeda, la Virgen del Socorro, venerada en el templo de Donillas, por un sacerdote que se vio en peligro de muerte en un momento dramático de dicha Guerra, quien ofreció esta aportación si salvaba la vida, tal como se relata en le escritura que, en medio del cuadro, explica el motivo de la ofrenda.
La obra está caracterizada por una sensibilidad sencilla, simplicidad en las formas y el uso de colores muy vivos; una pintura de estilo poco académico pero muy expresiva.
Este cuadro forma parte del conjunto de ofrendas que quedan en la humilde iglesia actual de Donillas, y que muestran la devoción popular a la Virgen del Socorro; una pintura que estaba casi oculta por el efecto de la suciedad, la humedad, los humos, craquelados y algunos desconchones.
Ahora, el cuadro ha vuelto a recobrar su viveza, merced a la generosa actuación del destacado pintor leonés Benito Escarpizo.
El inicio de la operación de salvamento tuvo lugar hace unos dos años, cuando unas integrantes de la cofradía de la Virgen del Socorro le mostraron a Tomás Álvarez diversos elementos del templo, entre ellos los exvotos de cera, las pinturas y los abundantes ropajes que aún se conservan, de la época “dorada” de aquella devoción mariana.
Con el presidente de la asociación cultural cepedana, Rey Ordoño I, Saturio Aller, se consideró pedir ayuda al pintor Benito Escarpizo para hacer una operación de salvamente del cuadro, en la que la Asociación asumiría los costos materiales de la ejecución. La idea fue acogida con satisfacción por este artista, quien indicó, además, que los costos materiales eran pequeños y que él se encargaría de todo.
Finalmente, se le entregaron al pintor dos obras, para su revisión. El cuadro de los dragones de la Guerra de la Independencia, y otro, en un estado aún más precario, en el que se refleja el atropello de un niño de año y medio de edad, en Sueros, por un carro cargado de abono.
Labores de recuperación.
Los trabajos de recuperación han sido lentos por las labores de limpieza superficial, ante el estado de craquelado de los cuadros y presencia de hongos. Se fijaron las partes craqueladas; se recuperaron en la medida de lo posible los textos y desconchones; se tiñeron partes saltadas y se aplicó un barniz semibrillante.
Con todo ello, las dos obras – y en especial la relativa a la Guerra de la Independencia- han “revivido”, recuperado claridad y vigor. Escarpizo ha intervenido en ellas manteniendo el respeto debido a las mismas y evitando pinturas con fines creativos que pudieran alterar tanto la temática como la calidad cromática y la lectura de la obra original.
En opinión de los responsables de la Asociación Rey Ordoño I, esta iniciativa altruista, debería ser el inicio de una labor de recuperación de la historia y las edificaciones vinculadas a la Virgen del Socorro. En primer lugar, debería procederse a mejorar el estado general de la iglesia actual, adecuando una de las paredes de la misma, para la exposición de elementos antiguos, exvotos e indumentaria litúrgica. Junto a ello, la propia Asociación se ha ofrecido para la creación de un panel informativo que recuerde la historia de la Virgen del Socorro, para su colocación al lado del templo de Donillas.
En una segunda fase, la Asociación Cultural recomienda estudiar la posible recuperación de lo que queda de la antigua iglesia, derruida en gran parte durante la segunda mitad del siglo XX.
Una historia que entró en la leyenda.
La Virgen del Socorro se veneraba en la antigüedad en un santuario existente en San Pedro, un pueblo desaparecido, ubicado entre Donillas y Sueros, lugar que debió quedar despoblado en el entorno de los primeros siglos de la Edad Moderna, tal vez por alguna de las pestes que acabaron también con otros lugares de la comarca de la Cepeda, como Perales y San Cil.
La devoción continuó en el despoblado hasta el siglo XVIII, cuando se decidió repartir las pertenencias del santuario. Es fama que los vecinos de Sueros y los de Donillas se disputaban especialmente la imagen de la Virgen, la más venerada de la comarca, pero los bueyes que tiraban del carro que llevaba la imagen se obstinaron en tomar el camino hacia Donillas, lo que fue interpretado como una señal de que la Virgen quería quedar en este último lugar.
El edificio del viejo santuario de San Pedro parece que era de estilo románico. De hecho sus piedras se emplearon, en el final del siglo XVIII en la mejora de la iglesia de Sueros, por lo que esta última conserva en su estructura diversas marcas de canteros medievales.
En el acto de presentación a la prensa de los cuadros estuvieron presentes tanto el pintor como representantes de la Asociación Rey Ordoño I, la Cofradía de la Virgen del Socorro, junto con el alcalde de Quintana del Castillo, Manuel Menéndez, y el titular de la Junta vecinal de Donillas, Javier Calvo, quienes mostraron su interés de trabajar para la recuperación y dignificación de este patrimonio histórico y religioso.