PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
Llevamos décadas oyendo que las grandes disputas del futuro serán por agua. Esa distopía ya está aquí: quieren los murcianos, almerienses y alicantinos que sus huertos se rieguen con aguas del Tajo. Dice los alcarreños que no llega para ellos, que cómo se la van a dar a los demás. Por si fuera poco, ahora tercia la presidenta de Madrid diciendo que el agua, para ella (también eso), que Madrid se muere de sed (¿Ahí no era donde se tomaban cañas?).
Igual antes de hacer crecer un pueblo en tal sitio o poner un cultivo en tal otro, lo primero que deberíamos hacer es saber si vamos a tener agua para beber y para regarlo. Los antiguos lo hacían.