LA TOLVA – J.J.A.PERANDONES
Antes de que avanzase este siglo, desde los altozanos que se solazan para encaminarte a la ciudad, emergían ante los ojos, sobre el caserío, como gigantescas veletas, múltiples grúas, que no las movía el viento, pero eso parecía. A su costado se iban alzando nuevos edificios, en antiguas calles o solares baldíos. Desde que se rehabilitase el Gullón, 2011 a 2015, a no ser ocasionalmente, no ha vuelto a destacar otro puntal hacia el cielo, por ello resulta una novedad la alta torre de gigantesco brazo, emplazada en el solar de la harinera de la calle del Cristo.
Con dos millones de euros, otorgados por el Gobierno de la nación en 2021 para bienes del Camino en la ciudad, el Ayuntamiento ha pretendido restaurar el tramo de muralla más rapiñado. Largos han sido los trámites, para su consecución, y después de desbroce, catas, permisos de propietarios, o la propia contratación de obra delegada en la Autonomía… Cobija este tramo de muralla, al noroeste de la brecha abierta en su seno en 1853, cuantos males ha sufrido la cerca desde la segunda mitad del XIX: la ocupación de suelo público en su base, silenciada por la Corporación del Directorio del general Rivera, la demolición de sus cubos, la monda de su armazón para asentar en su hueco la vivienda derruida en 2017…Toda una nefasta historia que será, salvo en sus cubos, desagraviada con labor artesanal y el trasiego de esta ‘eiffelesca’, monumental grúa.