El objetivo de entrar entre los cuatro que litiguen por el ascenso está cada vez más lejos, por eso, un empate como el cosechado este sábado en La Eragudina por el Atlético Astorga, es como una derrota.
Y se puede decir que, en este caso, el fútbol fue injusto, porque si en el partido contra el Tordesillas, ambos equipos tuvieron alguna ocasión para llevarse la victoria, en el encuentro de este sábado, la única propuesta futbolística fue la del Astorga, al menos en el segundo tiempo.
En el primero, apenas hubo producción de ocasiones de gol. Media docena de tiros entre los tres palos sumaron los dos equipos y en ninguna hubo peligro para los porteros.
Al final del primer tiempo tuvo lugar un hecho que podría haber sido crucial en el devenir del resto del partido. El palentino Jesu respondió con un manotazo en la cara, ya sin el balón en juego, a una falta de un jugador del Astorga. La agresión parecía «de libro», pero el berciano Frey Domínguez se conformó con sacar la amarilla en lugar de la roja que hubiera dejado con diez al Cristo. En la subsiguiente bronca, Aleixo Cabral, que estaba en el banquillo astorgano saltó al campo a defender a su compañero y vio la roja directa.
El árbitro, con la temperatura subiendo, optó por no prolongar más el primer tiempo y mandó a la caseta a los jugadores a tranquilizarse.
En el segundo tiempo el Astorga se dio cuenta de que el Cristo, un club que le duplica en presupuesto, tenía un equipo cicatero y especulativo que esperaba vivir exclusivamente de algún error rival y se lanzó a por el partido.
Mantuvo la presión sobre los jugadores visitantes y siguió construyendo su juego de ataque sobre un David omnipresente que se encuentra en su mejor versión. Y así llegó la ocasión más clara del partido cuando apenas se llevaban dos minutos del segundo tiempo: un libre directo lanzado por el propio David colocado y duro fue repelido por el portero visitante y en el barullo posterior en medio del área, Andrés rebañó el balón y lo colocó tanto que lo repelió la cepa del poste.
Paradójicamente, la segunda gran ocasión también vino por este central, Andrés, que en una de las múltiples oleadas de ataque del Astorga conectó un cabezazo que se fue por milímetros rozando la cruceta. Aún hubo más, porque un incansable Loren, generosísimo en el esfuerzo, se encontró un «regalo» en un error de la zaga palentina y, demasiado escorado, estrelló el balón contra el lateral de la red del Palencia Cristo. El Astorga lo siguió intentando, pero el tiempo fue pasando y muchos de sus jugadores, bien parados a patadas por los visitantes como fue el caso de David, o bien acalambrados, como Herrador, llegaron al final del partido teniendo que ser cambiados.