SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Creo recordar que hace más o menos un año, Astorga vivió una polémica intensa por el criterio del Ayuntamiento de regular las terrazas hosteleras en la vía pública. En León se ha vivido algo parecido en los últimos días con diferencias de criterio y opiniones para todos los gustos.
Curiosamente, en León han estado de acuerdo equipo de Gobierno y oposición municipal en cómo regular el asunto y la ordenanza ha salido adelante en una rara unanimidad del salón de sesiones. Podría parecer que eso es una garantía: si todos los representantes de la ciudad tienen el mismo criterio, la ciudad estará contenta.
Pues no: los concernidos por la norma no lo están por ninguno de los dos lados: los hosteleros creen que es una norma demasiado restrictiva y los vecinos entienden lo contrario: que las aceras se convertirán en una maraña de sillas y mesas expulsando a los peatones de las calles y que el Húmedo o el Romántico van a acabar siendo uno de esos “parques temáticos” pensados para el visitante más que para el vecino.
Sin embargo, yo, sin haberme leído la ordenanza, tiendo a pensar que el alcalde de León ha sido el rey Salomón; si todos pierden un poco, nadie pierde del todo