Corría el año 1990 cuando un grupo de astorganos, en su mayoría empresarios y amantes del mundo taurino, se unían para formar la Sociedad Taurina y de Espectáculos (Soteasa) con el fin de recuperar de la ruina la Plaza de Toros de Astorga.
Este grupo capitalizó esta sociedad con el fin de arreglar el coso y traer espectáculos taurinos, y de otro tipo, hasta nuestra ciudad alcanzando un acuerdo con el Ayuntamiento, dueño de la plaza, para tener una concesión de uso preferente durante 50 años, es decir, hasta 2040.
Ahora, de esos 20 socios primitivos que iniciaron la andadura quedan ocho y su objetivo es revertir esta concesión y conseguir que el Ayuntamiento se haga cargo de la plaza, espacio que en la actualidad se utiliza para poco más que para ser el Circo de Astures y Romanos.
Según han afirmado desde Soteasa a esta redacción, en la jornada de este viernes la sociedad celebrará una Junta General para abordar la situación y nombrar una comisión que se encargue de negociar con el Consistorio la reversión de esta concesión.
Y es que los gastos, sin que haya ingresos ya que en estos últimos años no se han celebrado corridas ni se ha conseguido atraer a ningún empresario taurino -el último fue Julio Norte-, ascienden a 3.000 euros anuales y el objetivo es que sea el Ayuntamiento el que se haga cargo de estos gastos y además asuma los distintos arreglos que necesitan las instalaciones. «El Ayuntamiento tiene los medios y desde la sociedad los miembros que la conforman no quieren ya invertir más tiempo ni dinero en la Plaza de Toros», afirmaron fuentes de la sociedad que explicaron a EL FARO que «estamos muy orgullosos de lo que se hizo en 1990, de que exista una plaza en la ciudad pero es el momento de que el Ayuntamiento asuma su gestión».
Por ello, la Junta General que se celebrará en la jornada de mañana abordará esta reversión y formará la comisión para negociar con el Ayuntamiento esperando «una buena disposición por parte del Consistorio porque es el que tiene los medios y nuestro objetivo es alcanzar un acuerdo económico bueno para ambas partes ya que los miembros de la sociedad no pretendemos hacernos ricos y sabemos que tampoco podemos recuperar la inversión que hicimos hace 34 años».