SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Se está liando gorda en León porque un hotel, se va a reabrir para acoger a un grupo de refugiados. Los vecinos del entorno, municipio de Villalquilambre, no de León capital, se han levantado alterados porque ven un riesgo para su convivencia en ese uso.
Cuando las autovías empezaron a acortar distancias en esta nuestra Piel de Toro los hoteles de carretera dejaron de ser indispensables porque ni coches ni caminos demandaban tanta posta. Muchos de aquellos hoteles devinieron en burdeles por su ubicación en el extrarradio de pueblos y ciudades. Tótems de luces de colores al pie de las menos usadas carreteras nacionales en un continuo “Lunes de Aguas” salmantino ya que las hetairas estaban; pero lo suficientemente cerca de sus usuarios, al tiempo que suficientemente lejos de la población para no mezclarse con ella.
Ahora aquellos hoteles han dejado de ser “templos del amor de peaje” para dedicarlos a acoger a refugiados que han sobrevivido a penurias sin cuento camino del Primer Mundo. Y en Villaquilambre piensan que van a traer la peste. No lo creo. Es más: sé que no; y a un conocido que protestaba el domingo airado en poca evangélica pose después de haber acudido a misa (lo de dar posada al peregrino y consolar al afligido se ve que no iba en esa homilía), le recordé que desde hace cuatro años, en Astorga, un hotel está haciendo esa función sin que haya pasado absolutamente nada.