Marco A. Macía – Pasando el Puerto
Pues en poco más de un mes la ciudad volverá a oler a chocolate, si es que algún momento dejó de hacerlo. Y es una magnífica noticia. La pasión desmedida del recordado José Luis López consiguió dignificar y refrescar esta labor industrial que con tanta fuerza cosió a Astorga con el chocolate. El trabajo de orfebre de José Luis, siempre riendo con los ojos de niño sorprendido, recogiendo piezas de aquí y papelillos de allá completó un mural que había permanecido olvidado y que, de no ser por él, se habría perdido irremediablemente arrumbado en sótanos y viejos almacenes. Pero tirando del hilo encontró el cacao en Astorga, los ingenios industriales que aquí se produjeron, la sorprendente creación publicitaria para vender los productos y todos los contenidos que hoy pueden disfrutarse en el Museo del Chocolate. La pasión de un loco convencido de la relevancia chocolatera, que disfrutaría al pasear bajo los arcos del Seminario ante el rendimiento de su iniciativa. El chocolate, aunque se pronuncie SICA, es otro ejemplo de tantas iniciativas astorganas que por tenerlas delante pueden pasar inadvertidas. Al mismo nivel que su prensa y el trabajo informativo local. El esfuerzo de tantos para mantener aquello que tanto costó levantar.
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