Parecía imposible, pero el Atlético Astorga se podría decir que ya solo depende de sí mismo para entrar en la pugna por el ascenso. Su victoria este sábado contra el Atlético Bembibre y y la «ayuda» que supuso la victoria del Virgen del Camino contra el Cristo, han catapultado a los astorganos al quinto puesto que ahora deberán defender en salidas tan duras como Ávila, Júpiter y Salamanca.
El partido contra el Bembibre fue de ida y vuelta. Los de Lago salieron enchufadísimos, con mucha presión arriba y sin dejar reacción al equipo visitante. Amor, que va volviendo a parecerse a lo que fue lanzó un par de avisos y el minuto 20, agarró él solo un balón, recorrió la frontal del área pequeña driblando a tres defensas hasta que consiguió sacar al Ivanildo, el portero bembibrense, de su lugar y colar un golazo por el hueco que dejó en su portería.
Parecía que el partido se acababa porque los bercianos mostraban poca capacidad de reacción y aunque con el marcador a favor el Astorga relajó un poco la presión, el equipo visitante daba pocas muestras de inquietar.
El terreno de juego, algo blando, también tuvo cierto papel en la construcción de juego, sobre todo en futbolistas de más clase como Vales, Amor o Sergio a los que algunos resbalones le impidieron llegar a balones que hubieran generado ocasiones de gol.
En el segundo tiempo cambió el aspecto del partido: el Bembibre pasó a dominar el balón y acorraló en su campo al Astorga que le costaba mucho salir de la presión. Pero en una jugada de fortuna, tras un saque de banda, Loren se plantó solo ante Ivanildo y el defensa que le seguía metió el pie para intentar frenarlo: el tiro del delantero astorgano tropezó en la bota del jugador visitante y creó una parábola inalcanzable para el portero.
El 2-0 parecía una renta suficiente y Lago empezó a dar refresco a sus jugadores. Otra de las buenas noticias fue ver sobre el campo de nuevo a David, repuesto de su lesión y repartiendo juego con su habitual maestría durante los últimos veinte minutos del partido. El Bembibre, con más fe que fútbol siguió atacando a oleadas y en una de estas, moviendo el balón ante el área de Sergio, la defensa verde no basculó bien y Sebas Salgado, sin nadie delante, colocó el balón pegado a la cepa del poste donde Pablo no podía llegar.
El 2-1 introdujo incertidumbre en la grada que temía la reacción del Bembibre. Faltaban doce minutos para el final y trompicones cercaron la puerta de Pablo pero ya no hubo tiempo de más. El árbitro pitó el final en medio de una tangana entre los jugadores que tuvieron sus encontronazos en la defensa de la posición en los dos córners finales con los que el Bembibre trató de empatar.