SIN PASIÓN – Eduardo SÁEZ
Acaban de publicarse cifras provisionales de los padrones municipales a día 1 de enero de 2023. Nada nuevo: seguimos perdiendo gente: algo menos, como dice El Faro, pero es que esto es como un globo al que se abre la embocadura, a medida que va quedándose sin aire, echa menos fuera, porque ya no le queda dentro.
Lo que sí han aparecido han sido analistas de la cosa. Estos todólogos rápidamente han advertido que crecen determinados padrones ante un año electoral. ¿De verdad? ¿Qué año no es electoral? Siempre tenemos elecciones, y la verdad, no creo que un terminal político en municipio de cuatrocientos o quinientos habitantes quiera andar maniobrando ante unos comicios europeos como son los que tenemos en la próxima primavera.
Otra cosa es, ciertamente, el cantar de las elecciones municipales (que acaban de pasara). Es ese «poder del desierto» que consigue que haya diputados provinciales y presidentes de diputaciones salidos de municipios de quinientos habitantes. Y ahí sí que hay quien presiona para empadronar a quien haga falta porque un puñado de doce o quince votos puede decantar una alcaldía. ¿Pero para las europeas? ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que el esfuerzo merece la pena?