PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
En un rincón, el aspirante Diego Moreno, fino estilista; en el otro, defiende la corona Javier Alfonso Cendón, duro fajador.
Ambos han ejercido su juego de piernas, mucho amago, algún golpe bajo y en el último momento, se han enganchado en ese cuerpo a cuerpo que los cronistas pugilísticos antiguos llamaban clinch a ver quién es más leonesista y quien usa más la Diputación como vanguardia de la «cazurrería andante».
El clinch, no lo olvidemos, lo usa el púgil al que le están sacudiendo para que, sin distancia, el rival deje de pegarle. Al final ha ganado a los puntos Cendón, pero a los de fuera, de ese cuerpo a cuerpo nos queda que solo había debate personal; las ideas de fondo, si es que las había, eran las mismas.
