El Banco Santander y la Cámara de Comercio de España reconocían hace escasos días a ‘TRESCA Ingeniería’ con el Accésit de Pyme Sostenible del Año. La firma, liderada por el astorgano Francisco Carro de Lorenzo, se ha convertido en un referente de las tecnologías energéticas en toda España siendo responsables en la actualidad de más de 100 proyectos vinculados con el hidrógeno y sus derivados en todo el país. Su director general, que todavía está asimilando el galardón y las muestras de cariño y notoriedad que este premio -que recibió de manos del Rey Felipe VI- ha dado a la compañía, abre a EL FARO las puertas de la oficina que aún conserva la firma en Astorga.
Pregunta.- ¿Cómo nace TRESCA?
Respuesta.- TRESCA Ingeniería nace casi por casualidad. En 1997, yo había terminado mi carrera de Industriales en Madrid y pasé a trabajar para Unión Fenosa. Al cabo de dos años, me di cuenta que aquello no me llenaba, que necesitaba hacer algo por mi cuenta porque el mundo empresarial es ‘un virus hereditario’ y quise dar salida a ese ‘gusanillo’ para no ser infeliz porque creo que ingeniero me hice pero empresario nací y, a lo largo de mi vida, he sido más empresario que ingeniero.
P.- ¿Y volviste a tu ciudad?
R.- Sí. Tenía mi plaza en Unión Fenosa, me vine a Astorga y arranqué con una oficina en mi ciudad para hacer industria. Siempre hemos trabajado para la industria y la energía.
P.- ¿Cómo fueron los comienzos de la firma?
R.- En aquel momento arrancamos de la mano del desarrollo de los polígonos industriales. A principios de los 2000, las industrias salieron de las ciudades y se fueron a los polígonos y ese fue el primer impulso que tuvo TRESCA, esa deslocalización de las industrias.
Empezamos trabajando en los polígonos de Astorga, Villadangos, León, Ponferrada o Benavente y fuimos ganando un tamaño como empresa durante los primeros seis o siete años de vida.
P.- ¿Cómo fue luego el salto al sector energético?
R.- Tras esa primera fase, en la que llegamos a contar en Astorga con unas catorce personas trabajando, la ambición empresarial nos llevó a ir un paso más allá.
Alrededor de los años 2008 y 2009, en la que sería una segunda fase, comenzamos a hacer cosas por otros sitios de España y en 2010 empezamos a salir fuera de nuestras fronteras aunque con clientes españoles. En esta segunda etapa, nos lanzamos a grandes proyectos de energía que había en el mundo ya que, con la crisis de la construcción de 2008, las grandes empresas españolas se marcharon fuera y de la mano de las grandes fuimos las pequeñas.
En esa época aprendimos mucho, aprendimos a movernos por el mundo, otros idiomas y también a hacer nuestro trabajo alrededor de otras culturas, a relacionarte con grandes compañías y gobiernos.
P.- ¿Ahora estaríais en una tercera etapa?
R.- La tercera y última etapa para TRESCA es en la que estamos ahora y que arrancó a raíz del COVID. La crisis sanitaria supuso una revolución tecnológica y un auge de las tecnologías verdes y la descarbonización con un cambio de paradigma en el mundo de la industria y la movilidad. El ser humano paró, reflexionó y se dio cuenta de que había que hacer un gran cambio en la industria, la economía, energía y sociedad. En ese momento, cogieron velocidad las tecnologías verdes.
P.- ¿Cómo supo TRESCA que ahí estaba el futuro?
R.- Creo que todo este impulso verde nos pilló en el sitio adecuado en el momento adecuado. Ya teníamos una gran relación con las eléctricas y gasistas, también con las industrias químicas y, en un sector donde nadie todavía había hecho nada, fuimos los primeros en empezar a hacer plantas de hidrógeno, amoniaco, metanol, biocombustibles o plantas de captura de CO2. Una vez hicimos los primeros proyectos, nos convertimos en los que más habíamos hecho porque esta revolución industrial ha tirado de nosotros.
P.- ¿Pero no todo es cuestión de suerte o de estar en el momento adecuado?
R.- Cuando un proyecto empresarial funciona hay dos cosas importantes: la corriente y el remero. Si la corriente es adecuada, el remero con poco que haga avanza pero, si la corriente no favorable, el remero ya puede remar que no hay manera. Es cierto que estábamos acostumbrados a remar en sitios complicados y nos pilló la corriente muy a favor pero también nos cogió con mucha experiencia, tamaño y relaciones.
P.- ¿Cuándo decidisteis dar el salto a León?
R.- Alrededor de los años 2006 y 2007 nos trasladamos a León aunque el domicilio social de la empresa ha estado en Astorga hasta hace poco. Ahora mismo contamos con más de un centenar de trabajadores y creo que podríamos ser más pero hay que ser prudentes porque esto se va a ralentizar.
P.- ¿Se pasará el boom de lo verde?
R.- Venimos de una época de aceleración de todas las tecnologías verdes que no creo que se pare pero entrará en fase de tranquilidad. El boom está pasando porque se ha tratado de imprimir una velocidad a todo lo verde que no es soportable por la economía y muchas veces los políticos y grandes dirigentes cuentan medias verdades.
P.- ¿La guerra de Ucrania y la crisis por los precios del gas ha sido también una llamada de atención para buscar la independencia energética?
R.- Cuando quemas gas, emites CO2 mientras que si quemas hidrógeno solo emites agua. Cuando llegó la guerra de Ucrania y se disparó el precio del gas, el hidrógeno ya no parecía tan caro. Esto supuso un toque de atención y un catalizador revulsivo en tema energético europeo ya que nos hizo ser conscientes de que no podemos depender de terceros. El tema es que ahora el gas ha vuelto a bajar de precio y el hidrógeno vuelve a ser más caro.
La guerra de Ucrania y el COVID han provocado una época de efervescencia pero ahora toca una fase de tranquilización. Por eso, creo que no hay que volverse loco con el dimensionamiento de la empresa, hay que ser prudente porque hay voluntad de sacar adelante todo lo verde pero despacio.
P.- Detrás de toda esta revolución verde también hay muchos intereses. ¿Nos venden la ‘moto’?
R.- Hay más intereses que realidad. Los medios de comunicación son un arma maravillosa para modificar la opinión pública, muchas veces con medias verdades que son las más peligrosas.
Hay que separar entre emitir dióxido de carbono y contaminar. El ser humano tiene que aprender a vivir con él y, sobre todo, en las plantas que lo emiten apostar por su utilización y aprovechamiento para otras cosas. Ahí es dónde está la clave para cerrar la ecuación: pasar de demonizar el dióxido de carbono y transformarlo dándole otro uso.
P.- ¿Cuáles son los principales proyectos que afronta TRESCA?
R.- La gente nos identifica demasiado con lo nuevo, lo cual es peligroso. Nosotros seguimos dedicando el 60% de nuestra actividad a hacer plantas industriales porque es nuestra vocación, siempre lo ha sido, lo único que cada vez son más grandes.
Somos líderes casi a nivel europeo en el diseño de plantas de proceso químico, somos la primera ingeniería en Europa de fusión de vidrio, hacemos plantas farmacéuticas… nosotros hacemos mucha industria y siempre de proceso.
Ahora, gran parte de la industria que hacemos la hacemos en base a los nuevos criterios de descarbonización. También estamos metidos en proyectos de investigación sobre el uso de la Inteligencia Artificial en nuestro negocio, que creo que es un ‘bicho’ que todavía no sabemos su tamaño y magnitud.
P.- Acabáis de recibir, de manos del Rey Felipe VI, el premio de Pyme Sostenible del Año. ¿Cómo recibes este galardón?
R.- No pensábamos que el premio tendría tal impacto y nos pilló un poco descolocados, no nos terminábamos de creer que seríamos los elegidos entre 1.700 empresas de toda España. Es una gran satisfacción porque es una muestra de confianza en nuestro trabajo y todavía estamos ‘haciendo la digestión’ a este reconocimiento que además, al recibirlo de manos del Rey, ha multiplicado su relevancia.
Estamos muy contentos porque es un reconocimiento a nuestro esfuerzo, que el trabajo que hacemos lo estamos haciendo bien aunque también estamos abrumados por la avalancha de muestras de cariño.
P.- ¿Este premio hace que vuestro nombre resuene aún más?
R.- Te da relevancia social pero creo que esta relevancia tiene que ir medida. Un punto de reconocimiento está bien porque te construye reputación pero no hay que abusar. No quiero ni pretendo ser el hombre del año ni desgastar la imagen porque no vivo de eso, queremos seguir haciendo nuestro trabajo como hasta ahora. En estos días no he parado de recibir peticiones de entrevistas de diferentes medios y ésta es la primera que concedo tras el premio porque el FARO es de casa, es un activo de Astorga.
P.- El vuestro es un sector en constante movimiento. ¿Cómo se adelanta uno al futuro?
R.- Nosotros siempre hemos tratado de invertir mucho en innovación aunque hay épocas en las que se hace más cuesta arriba porque no ves resultados. Las plantas las construye un cliente o un fondo de inversión pero nosotros hacemos todo el diseño, el cliente solo pone el dinero y cada vez trabajamos para menos cliente industrial y más cliente financiero.
Para adelantarte al futuro hay que viajar mucho y tratar con mucha gente. En lo que más invertimos es en la llamada vigilancia tecnológica y en el equipo tenemos dos personas dedicadas a viajar por todo el mundo para ir a ferias, conferencias, eventos, simposios… Es un gasto grande pero es el agua del que bebes porque te da anticipación y relaciones, tienes que estar donde surgen las cosas y, sobre todo entenderlas. Luego formulas tu apuesta pero la apuesta cuanto más informada está menos riesgo tiene.
Al final, TRESCA vende conocimiento. En nuestra área de I+D tenemos casi una decena de personas centradas en la generación de conocimiento y es una estrategia que nos ha ido bien y nos ha permitido ver hacia dónde iba el futuro para venderlo después.
Somos una empresa pequeña y no vamos a descubrir nada pero generamos el conocimiento de lo que han descubierto otros y lo ponemos al servicio del cliente.
P.- ¿Cómo se acumula ese conocimiento?
R.- Viajando mucho. Nosotros visitamos a tecnólogos de todo el mundo y llegamos a acuerdos de transferencia de conocimientos con ellos. Somos un nexo entre los tecnólogos, que están muy apartados del mundo del dinero, y las industrias o los fondos de inversión.
P.- ¿España es un país tecnológico?
R.- España está a la cabeza en cuanto a la revolución verde porque además es un país que cuenta con recurso primario –sol, viento y agua- y está bien situado. De hecho, en España se están haciendo muchos más proyectos que en otros países.
En cuanto a la tecnología, España nunca ha sido un país de generación de conocimiento tecnológico como lo pueden ser Inglaterra, Alemania o los Países Nórdicos. Nuestro país no es un lugar de tecnólogos, descubrimos pocas cosas pero somos el primer país en capacidad de construcción en el mundo. Aquí no se ha puesto el foco en la investigación pero sí tenemos grandes ingenieros y constructores y las primeras plantas que se hagan ‘en verde’ no sé si serán en España pero nuestro país tendrá un papel destacado.
P.- ¿Por dónde pasa el futuro de TRESCA?
R.- Por seguir haciendo lo que hacemos, plantas industriales y vigilancia tecnológica para poder contar a los clientes qué es lo que hay y dónde está el futuro para invertir. Queremos seguir surfeando toda la ola de tecnologías verdes viendo hasta dónde lleva y sabiendo en qué momento hay que bajarse de ella.
P.- ¿Pero sí tenéis un plan de I+D valorado en casi cinco millones y que además cuenta con subvención de la Junta?
R.- Nosotros para vender conocimiento necesitamos generar ese conocimiento. Por ello, hicimos un plan a tres años con una inversión de cinco millones de euros para investigación y desarrollo. Este plan lo empezamos en 2023 y después lo presentamos a la Junta que nos otorgó una subvención 1,6 millones de euros en agosto del año pasado.
Este plan de generación de conocimiento está basado en dos líneas de investigación. Por un lado, el área de industria y por otra parte las nuevas tecnologías energéticas (hidrógeno, metanol, amoniaco y CO2). Así, partimos de ver qué es lo último que se está haciendo en el mundo, lo entendemos y ordenamos para aplicarlo a nuestros proyectos.
P.- Hablas del amoniaco. ¿Hay futuro en este producto transformándolo en verde?
R.- El amoniaco es el segundo producto más sintetizado del mundo después del cemento. Sin él no hay fertilizantes pero es muy contaminante en la producción. Ahora, hay tecnologías nuevas para producirlo con emisiones cero y ahí está el futuro.
Descarbonizar el amoniaco que se hace ahora, que es muy contaminante, es la primera guerra a la que se enfrenta el sector abriendo el camino para su uso como combustible. De hecho, la ingeniería naval está interesada y hay una lucha entre el metanol verde y el amoniaco verde.
P.- ¿Algún consejo para aquellos que quieran lanzarse al mundo empresarial como ejemplo de que desde Astorga se puede llegar muy lejos?
R.- Yo soy poco de dar consejos. La clave es esforzarse mucho, son horas de trabajo. Nos ha ido bien pero yo he dado la vida por la empresa. Creo que es cuestión de esfuerzo, de aguantar cuando vengan mal dadas –porque hay más épocas malas que buenas-, de ambición, sacrificio y prudencia.
Huyo mucho de dar consejos porque hay mucho empresario trasformado en gurú. Yo no me siento diferente, me siento un trabajador, un currante al que le sale bien una cosa y tres no. No soy brillante ni especial, cada uno tiene que buscar su camino porque no siempre cuando las cosas salen bien es porque eres brillante ni salen mal porque eres tonto. El éxito depende de muchas cosas y además es efímero. Luego hay otras grandes joyas, pero estas son imprescindibles.