Piedra de afilar – Enrique Ramos
La semana pasada, un error en la fotomecánica, hizo que una página de este periódico apareciera «al reves», imprimida como si se viera en un espejo. Fue un error humano, solo imputable a las personas. Esta misma semana, EL FARO se hacía eco de la web de turismo creada por la Diputación con gazapos tan gordos como ubicar el palacio episcopal de Astorga en León o llamar a la ciudad «villa». Huele demasiado a inteligencia artificial; a listillos que ganan un contrato y apretando el «botón campeón» esperan que se lo den todo hecho. Amigo Séneca; errar ya no es solo humano, aunque persistir en el error siga siendo de necios.