LA ESPADA Y LA PLUMA – Ricardo Magaz
El fentanilo es un potente opioide sintético utilizado como analgésico, 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más potente que la morfina. El que se fabrica ilícitamente (lo hay legal en los hospitales), se encuentra disponible en el mercado negro de diferentes formas, entre ellas líquido y polvo.
El tráfico ilícito de fentanilo ha emergido como una de las mayores preocupaciones en el ámbito de la salud y la seguridad en todo el mundo. Esta droga ha desencadenado una crisis devastadora, contribuyendo al aumento de las sobredosis y las muertes por su consumo, especialmente en EEUU, aunque ya está “comercializada” por el resto del planeta.
Como era de esperar, el fentanilo ha captado la atención de los narcos debido a su rentabilidad; una pequeña cantidad genera enormes beneficios. Así, el fentanilo ilícito se fabrica en laboratorios clandestinos utilizando productos químicos fácilmente disponibles. Estos laboratorios a menudo cambian de ubicación para no ser detectados.
Una vez producido, el fentanilo se distribuye por las “multinacionales” de la droga camino del trapicheo callejero. Estas organizaciones criminales utilizan diversas rutas de contrabando, como transporte marítimo y terrestre, envíos postales y el miserable uso de personas como “mulas”.
Del fentanilo preocupa especialmente la mezcla con otras drogas. Los traficantes a menudo la combinan con sustancias como cocaína, heroína y otros componentes muy dudosos. Esta mezcolanza aumenta drásticamente los riesgos para los consumidores, que generalmente no son conscientes del peligro que corren.