SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Salen los agricultores y ganaderos a defender lo suyo a las carreteras con sus tractores. Una vez tiradas las orejas de los gobiernos, el otro día se fueron en La Bañeza, a otro de los ogros que se come su provenir: la gran distribución.
Allí entraron a un supermercado de Mercadona, a escenificar su malestar con este gremio. Llenaron un carro de productos originarios de fuera de la UE… pasaron por caja y lo pagaron de un fondo que habían hecho entre todos.
No doy crédito: al que me está haciendo la puñeta día sí y día también metiendo producto de fuera compitiendo en condiciones de dumping con los míos, voy, se los compro… y los tiro en la carretera al lado para que lo barra el servicio de limpieza de La Bañeza.
Ese tipo de protestas hace menos daño que el pescado blanco.
A estas horas me imagino al señor Juan Roig, propietario de Mercadona, uno de los cíclopes que dirigen este cotarro viendo por televisión la peripecia y partiéndose de risa. Alguien dijo que este sistema se parece mucho al de los casinos: los precios de lo que se come hoy se fijaron hace seis meses a miles de kilómetros en un corro bursátil de especuladores en Chicago o Londres. Y como en los casinos, gane quien gane, la banca siempre gana.