PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
Corre por Astorga un cierto pacomartinezorianismo a raíz del anuncio del alcalde de empezar el trámite para rebajar la calificación del ayuntamiento de primera a segunda. Izquierda Unida ha dicho que con ello caeremos de ciudad a pueblo. Como caricatura, vale, pero los municipios no son pueblos ni ciudades por tamaño ni por clasificación de sus ayuntamientos, sino por calificación de antiguos reyes. Ciudades son urbes añejas como Barcelona, Zaragoza, Sevilla o Valencia; e incluso Toro, con apenas cinco mil habitantes. Y villa es el municipio más poblado de España y su capital. También lo son lugares como Bilbao o Gijón. ¿Acaso por población y músculo económico esos municipios no podrían optar a haber sido ciudades? Sin duda. Pero los jerarcas madrileños, bilbaínos o gijoneses a lo largo de la historia han estado más preocupados de lo que son en cada momento que de lo que fueron en el pasado.
En realidad, el alcalde pretende ajustar la categoría del Consistorio a su población. Se pone a bien con la ley ¿Tendrá el efecto buscado? Es más dudoso. Así en principio, parece que a un alto funcionario si se le ofrece sueldo de primera y trabajo de segunda, vendrá de mejor gana que con más faena por el mismo dinero ¿Se ahorrará? Quizás. Pero chirría introducir este debate en la corporación que más dedica a pago de políticos de la historia de Astorga.