Manos Unidas, la Organización No Gubernamental de la Iglesia católica en España para el desarrollo de los países y pueblos más empobrecidos de la tierra, lanza su campaña número 66 que este año lleva por lema “Compartir es nuestra mayor riqueza”. En esta ocasión, quieren hacer llegar a la sociedad española su profundo agradecimiento por su solidaridad que está permitiendo mejorar las condiciones de vida de millones de seres humanos en el Sur, pero “como desgraciadamente muchos desafíos siguen pendientes, queremos seguir planteando la necesidad de que ‘la riqueza mundial’ se ponga al servicio de la humanidad, para así erradicar definitivamente la pobreza, el hambre y la desigualdad de nuestro planeta.
La delegación de Manos Unidas de Astorga busca este año sufragar dos proyectos: uno en India y otro en Paraguay con un importe total de 116.787 euros. En India, valorado en 35.678 euros y una duración de 24 meses, el proyecto se va a realizar en seis aldeas de la región de Melghat en la Diócesis de Amravati, estado de Maharashtra, centro-oeste de la India para proporcionar acceso a una sanidad digna y educación para la prevención de enfermedades.

En Paraguay, con un importe total de 81.109 euros y una duración de 12 meses, el proyecto a financiar se centra en la seguridad alimentaria, agua y educación. Las dos comunidades indígenas objeto del proyecto pertenecen al Pueblo Enxet Sur y se encuentran ubicadas en el centro-sur del Chaco paraguayo beneficiando a 336 personas, facilitando su arraigo en sus tierras y mejorando sus condiciones de vida.
Como es habitual, la delegación de Manos Unidas organizará a lo largo del año una serie de actividades para recaudar fondos para sufragar estos proyectos. El primero de los actos fue este viernes, Día del Ayuno Voluntario, con la participación de los centros escolares de la ciudad que dieron lectura al manifiesto de este año en el Teatro Diocesano (la concentración en la Plaza Mayor se suspendió por el mal tiempo). Así, hasta nuestra ciudad se desplazó la misionera invitada de campaña que finalmente fue la hermana Pilar Cobreros (estaba previsto que acudiera María Gema Castillo pero finalmente no pudo acudir por problemas de salud) que cuenta con una experiencia de más de treinta años en Camerún y que vino a Astorga acompañada de Carmen Lucas, de los servicios centrales de Manos Unidas, para compartir con los niños y niñas y también con los medios de comunicación con los tuvo un encuentro, junto con el consiliario Blas Miguélez y la nueva delegada de Manos Unidas de Astorga, Irene Calderón, su testimonio de misión.

Misionera de la Congregación de Siervas de María Ministras de los Enfermos y natural de Zamora, su labor en Camerún está centrada desde hace casi 30 años en el ámbito de la salud. En 2015, tras pasar más de 20 años haciéndose cargo de un centro de salud en la zona noroeste del país, recaló en la provincia de Dschang donde se responsabiliza de la dirección del hospital Notre Dame de la Sante de Batsengla donde se trabaja para conseguir que la atención sanitaria especializada llegue a las personas sin recursos. «En una primera etapa estuve trabajando en un proyecto con mujeres con SIDA, un tabú en la sociedad de Camerún, para ayudar a que esas madres tuvieran un medio de vida propio y pudieran sentirse útiles y dignas ya que allí la mujer, a pesar de ser el pilar principal ya que además la maternidad para ellas es muy importante, es un cero a la izquierda», afirma la hermana Pilar que trabajó también en la creación de una maternidad con ayuda de Manos Unidas.
Otro de los proyectos impulsados gracias a la ONG fue la instalación de placas solares en el hospital Notre Dame de la Sante de Batsengla donde «no teníamos luz, una instalación que además benefició también a la comunidad local porque Manos Unidas siempre busca que la ayuda llegue al mayor número de personas». Allí se creó un quirófano «para ayudar a las personas con menos recursos a acceder a las especialidades» y también «hemos llevado la salud a los domicilios e incluso creado una escuela que ha ido creciendo para que los niños y niñas no tuvieran que recorrer largas distancias para ir a la escuela».

Destaca que en África «no existe el individualismo y compartir es algo natural, recibes más de lo que das» aunque suelen vivir «muy al día y les hemos enseñado también economía familiar para aprovechar sus escasos recursos». El principal problema en la zona siguen siendo las maternidades tempranas, el papel dominante del hombre y los matrimonios concertados desde «muy pequeñas» y algo que nos resulta muy complicado en la atención sanitaria es ‘luchar’ «contra sus creencias que suponen un riesgo mortal en algunos casos ya que el hospital suele ser su último recurso tras probar brebajes y curanderos». A esto se suman en la zona los conflictos armados o la proliferación de sectas pero «confiamos en que aunque el desarrollo es lento, el progreso va llegando gracias a la colaboración y sinergias entre Manos Unidas y los socios locales» aunque reclamó más implicación de las instituciones porque «no hay que callarse, somos rebeldes pero con causa porque la dignidad humana está en juego».
Carmen Lucas recordó que Manos Unidas «nació de cuatro mujeres de la Iglesia Católica que querían acabar con la pobreza en el mundo ya que 733 millones de personas pasan hambre cuando, en realidad no falta comida». Lucas indició en que durante el pasado año, la ONG de la Iglesia Católica impulsó 550 proyectos en 51 países gracias a la solidaridad de los españoles y remarcó que el lema de este año «es una llamada a romper con el individualismo que impera en nuestros días compartiendo con los que más necesitan tanto dinero como tiempo, ideas e ilusión ya que contamos con más de 6.500 voluntarios».
En este sentido, destacó que «la ayuda llega y la hermana Pilar es un ejemplo de que llegamos donde se nos necesita abriendo una puerta al futuro en estos países porque son muchas las necesidades y proyectos que llegan hasta Manos Unidas y con los que siempre buscamos ayudar a toda las comunidades», apuntó Lucas haciendo un llamamiento especial a los jóvenes para que se conciencien de la importancia de compartir y cuidar del planeta.

La nueva delegada de Manos Unidas de Astorga, Irene Calderón, puso el acento en la satisfacción que supone ayudar «porque con tu ayuda puedes cambiar el mundo y es algo que tenemos que inculcar sobre todo los jóvenes que no deben centrarse tanto en ellos mismos sino en que podamos prosperar todos juntos».
Este domingo será Jornada Nacional de Manos Unidas comenzando a las 12 horas con la Eucaristía en la Catedral presidida por el Obispo de Astorga, Jesús Fernández. A las 14 horas habrá una comida solidaria en el Seminario Diocesano. El precio de la comida es de 18 euros y las tarjetas se podrán adquirir en la Delegación de Manos Unidas (Calle Martínez Salazar, 8-1º), Puro Ego, Telaci, Confitería Velasco y La Mallorquina.
