Juan José Alonso Perandones – La Tolva
No era el primer tren para los astorganos, el que llegó el 21 de junio de 1896. Treinta años antes ya podían viajar en el que, vía Palencia arribaba a la capital del reino. Pero el convoy de 100 m de longitud, por la Línea del Oeste, Plasencia / Astorga, tirado por dos locomotoras, con vagones para el ministro Linares, autoridades y periodistas, restaurante y coches cama, era espectacular, dado su carácter inaugural. En su recorrido de 347,5 km, desde la cabecera, una multitud en estaciones, apeaderos, ya fuese por dehesas, cereales y regadío, vitoreaba a aquellas locomotoras que rugían y exhalaban humo a una inusitada velocidad, 60 km / hora. Cuando llegó a Astorga, el distinguido cortejo fue recibido por la Corporación bajo mazas, la banda, estandartes y trajes regionales, con continuos vivas al rey (niño) y a la reina (la madre regente). La algarabía de aquel caluroso 21 de junio se convirtió, en la gélida Nochevieja de 1984, en un resignado silencio, con pocos viajeros damnificados, pues lo obsoleto de las vías, la preferencia por el coche y el autobús, la voracidad mordida en su patrimonio, tiempo hacía que habían relegado su uso. Andan con estudios para resucitar esta histórica Línea, y sobre ella cae una maldición, como la sucedida para la Calzada de la Plata, fundamento de su trazado, al contemplar su desvío anticipado a León, en perjuicio de las tierras de Valcabado, La Bañeza y Astorga.