J.J.A. PERANDONES – Aquel torno
Las amplias salas, que albergaron en dos largas filas las camas y ‘cajonsillas’ de los hospicianos varones, cuentan desde 1984 con cientos de libros en sus costados. Son acogedoras, máxime en esta mañana del viernes, 22, pues se cuela el sol desde el Jardín por sus ventanas y traza sobre las alargadas mesas lenguas doradas, sombreadas por el cuerpo de los lectores. Le comento a Esperanza, la bibliotecaria, cómo voy hallando historias, documentos, de antiguos hospicianos, que habitaron los dos pabellones del orfanato, el desaparecido, para las niñas, y este edificio que fue pasto de las llamas en 1940, pero una y otra vez rehabilitado. “¿Has leído el libro que nos dejó una nieta sobre su abuelo?”. Y me facilita las memorias de Francisco García Blanco: abandonado en 1917 en el torno, fue entregado a una familia de crianza de Palaciosmil, hasta cumplidos los cinco años, la edad escolar en que debía retornar al orfanato. Su nieta, M.ª Alicia García Blanco, relata sus fugas, los estudios y aprendizaje en el taller de sastrería, sus trabajos iniciales; así como los años de la guerra, su propia sastrería en Astorga y la partida para Argentina, donde terminará residiendo con su familia. Un libro que nos ofrece una vida, en la que percibimos cómo se forja y templa un carácter desde la adversidad. Como el de miles de niños y niñas, de media provincia, recogidos del torno desde 1866 a 1955 por las hijas de san Vicente.