PIEDRA DE AFILAR – Enrique Ramos
La Junta de Castilla y/o lo que vayan dejando de León, tiene un problema severo con los logotipos. Hace unos pocos meses encargaron a una empresa, se supone que amiga, la imagen de marca de una de esas ocurrencias perpetradas entre las moquetas vallisoletanas a la que bautizaron Castilla y León excelente. 17.000 eurazos cobró la empresa amiga por «colar» una «creatividad» extraída de un banco público de imágenes en internet: ni inteligencia artificial, ni diseñadores de aquí ni gaitas: plagio puro y duro.
Como este nuestro gobierno regional es muy de persistir; la misma consejería ha sacado un plan de turismo de naturaleza con otro logotipo que parece elaborado en una clase de Educación Infantil en el tramo 0-3 años. Eso sí, advierten que esta vez no ha costado un euro y cuando han advertido el profundo ridículo que estaban haciendo, han virado asegurando que era un boceto y que no era el definitivo. A ver, chavales, os vamos a admitir boceto como animal de compañía, pero parece que cobráis lo suficiente para que incluso los bocetos tengan otro fuste.
Pero en la insistencia está el sello de esta Junta y ahora en la nueva estación de autobuses de León, según sus usuarios y trabajadores, con menos dársenas, menos accesibles y en peores condiciones que la anterior, la profusión de logos de la Junta vuelve a servir para hacer alarde de ese neonacionalismo de las vallisoledades introducido con calzador.