En febrero próximo se cumplirán cuatro años desde las últimas elecciones autonómicas en Castilla y León. Celebradas de manera inédita, al margen de las municipales y de buena parte del resto de comunidades autónomas, están abocadas, por segunda vez, a ser unos comicios en los que solo los votantes de Castilla y León sean llamados a las urnas.
Aunque el presidente de la Junta Alfonso Fernández Mañueco no avanza si habrá ese adelanto electoral o no, los movimientos en los partidos de la oposición parecen dar por descontado que no se llegará a febrero de 2026 con la actual configuración de las Cortes de Castilla y León.
Este miércoles mismo, UPL anunció que adelantaba su congreso y aunque no fijó la fecha, todas las previsiones lo sitúan a mitad de junio. De hecho, en la nota emitida por la formación leonesista, se advierte que se produce este adelanto para evitar que el proceso congresual interno del partido, pueda interferir en una campaña electoral.
También el PSOE a través de su recientemente proclamado secretario general de Castilla y León, Carlos Martínez, advertía este pasado fin de semana que los socialistas “están preparados para ir a unas elecciones”, dejando entrever que casi todos esperan que Mañueco las adelante.
Cuando los consejeros de Vox abandonaron la Junta, la situación ya avanzaba un adelanto electoral. En aquel momento se barajaba una de las propuestas que ahora cobra forma: que las elecciones autonómicas se celebren en el otoño de forma que aunque, efectivamente, se adelantan a la fecha prevista, no lo hacen más que en medio año, por lo que sería un adelanto “técnico”.
