Las fiestas de Astures y Romanos se despedían este domingo tras un intenso programa de actividades que, un año más, llenaron nuestra ciudad de vida reviviendo nuestro pasado en una de las celebraciones más multitudinarias, participativas y queridas volviendo a demostrar todo su músculo ya desde el gran desfile de la tarde del viernes.
Con un intenso calor, el Gran Circo Astur-Romano volvió a llenar la plaza de toros con más 3.600 almas que animaron a dos bandos que midieron sus fuerzas en la arena del coso astorgano hasta la última prueba decantándose finalmente la victoria, por segundo año consecutivo, para los romanos.
Los valientes guerreros de ambas facciones se dejaron la piel en las pruebas ante la atenta mirada del público y los jueces que velaron en todo momento para que la victoria fuera justa. En la última prueba se decidió todo y a los astures se les atragantó el balón medicinal decantando la victoria para el lado romano que demostró además tener buen relevo generacional ya que, los más pequeños de la fiesta, disputaron la prueba del tira-soga que también acabó con victoria romana.
Con vítores y aplausos se cerró la competición y el equipo vencedor se dio un baño de masas -y también uno literal en la piscina instalada para las pruebas- acompañado del César que no dudó en bajar a felicitar a sus competidores y que fue manteado en mitad del coso ante los aplausos del público.
La jornada del sábado terminó con una buena cena romana para, con fuerzas renovadas, llegar a una mañana del domingo en la que no faltaron talleres de moneda, escritura, tejidos o tres en raya. La Justicia Romana, organizada por la Legio VI Victrix o los aprendices de druidas, con relatos e historias, llenaron de vida el campamento a lo largo de la toda la mañana y, a las 13 horas, la Plaza Mayor acogió el tradicional acto de agradecimiento del Ayuntamiento la Asociación de Astures y Romanos a las delegaciones y agrupaciones llegadas hasta Asturica Augusta desde todos los puntos de la Península para participar en nuestra fiesta. Este acto incluyó el nombramiento como Socia de Honor a Mónica Prieto Mayo por sus «18 años de participación y servicio a nuestra fiesta y su dedicación a la misma».
Las celebraciones llegaban a su recta final, como es habitual, con el gran desfile de los vencedores y la entrega de premios del Circo que se realizó en la Plaza Mayor. Las tribus astures y las legiones y cívitas romanas salieron desde el campamento para celebrar el fin de la fiesta y rendir honores al bando romano que, por segundo año consecutivo tras una supremacía astur que venía desde 2016, se proclamó victorioso. Y como lo prometido es deuda, el Caudillo Sebius y el César habían acordado que el líder del bando perdedor se raparía el pelo y así fue. Sebius, perdió una parte su melena a la espera de que el próximo año sus competidores retomen esa supremacía que habían mantenido en las últimas etapas. Casi con la caída de la noche, la fiesta decía adiós con el fuego purificador del entierro del héroe astur en la explanada del campamento despidiendo cuatros intensos días de celebración y recreación histórica que han vuelto a ser un éxito de participación y organización y en los que la directiva de la Asociación de Astures y Romanos ha vuelto a demostrar, como ya hiciera el pasado año, su esfuerzo, dedicación y trabajo para seguir haciendo de esta fiesta una de las más grandes de nuestra ciudad y que espera convertirse en un futuro próximo en Fiesta de Interés Turístico Nacional porque así lo merecen todos y cada uno de los que año tras año la hacen posible con su entusiasmo y pasión.