Como cada año, Manos Unidas lanza su campaña contra el hambre, en esta ocasión poniendo el foco en “el efecto ser humano” sobre el planeta. La comida solidaria que organiza la delegación astorgana será el 11 de febrero. A las 12 horas se celebrará la Eucaristía en la Catedral, presidida por el Obispo Jesús Fernández, y a las 14 horas tendrá lugar la comida en el Seminario. Las tarjetas tienen un precio de 15 euros y pueden adquirirse en Puro Ego, Telaci y en la propia delegación de Manos Unidas, además de en las confiterías Velasco y la Mallorquina.
Este año, la invitada de campaña es la misionera María Teresa del Rosario García Gil, licenciada en Teología, y que ha hecho misión durante 41 años en Burkina Faso, Togo, Camerún, Congo y Kinsasa. Esta religiosa española de la Asunción, ha trabajado en proyectos para educación, construcción de colegios, en el campo sanitario con los más vulnerables y en la construcción de pozos y acceso al agua.
Los esfuerzos de la Diócesis de Astorga para este 2024 se centran en dos nuevos proyectos. Uno en la India, en diez suburbios de Visakhapatnam, para mejorar la condición social de los niños vulnerables de las castas más desfavorecidas. El coste total es de 72.500 euros para tratar de proporcionar educación y oportunidades a casi 500 niños, además de proteger especialmente a las niñas de las lacras sociales a las que se ven sometidas en muchas ocasiones.
El segundo de los proyectos con 48.800 euros se centra en mejorar la seguridad alimentaria de los mayores en La Habana y Camagüey en Cuba. El objetivo es seguir implantado comedores para los mayores de 70 a 85 años. Los beneficiarios directos son casi 3.000 ancianos para revertir la situación de desnutrición que padecen. Este proyecto supone la continuación de la labor que las Hermanas Misioneras del Corazón de Jesús vienen realizando en Cuba desde 2019.
En su carta, el Obispo de Astorga, Jesús Fernández, argumenta que los datos no dejan lugar a la duda: el 10 % de la población más rica consume alrededor del 39% de toda la energía que se produce en el mundo y emite casi el 48% de las emisiones globales. Mientras el 10% más pobre se conforma con un 2% de la energía total y emite el 12% de las emisiones globales.
Es más, el 1% de la población mundial con mayor riqueza, genera más emisiones de gases de efecto invernadero que el 50% más pobre. Ciertamente, muchos de los problemas medioambientales tienen su origen en la actividad humana. Consumismo exagerado que hunde sus raíces en un desenfocado deseo de felicidad y la cultura del descarte que se alimenta de la indiferencia ante el otro y ante la naturaleza, provocan el deterioro del planeta y la crisis humana y social que lo acompañan. El daño al planeta está ocasionado principalmente por la actividad económica de los países desarrollados, mientras que las consecuencias las sufren de modo especial los países pobres.