J.J.A.PERANDONES – La tolva
Gran resonancia está teniendo la reapertura en diciembre de la catedral de Notre Dame, después del incendio acaecido el 15 de abril de 2019. La prueba, el pasado día 8 de sus campanas, una vez restauradas de la alteración sufrida por el fuego, ha concitado un entusiasmo internacional; son todas ellas, salvo una, la Emmanuel, de nueva fabricación, e instaladas, según datos de las antiguas, en febrero de 2013. La razón de esta renovación se debe a que durante la Revolución las ocho campanas de la torre norte, más la Marie, que convivía con la gigantesca Emmanuel en la sur, resultarían fundidas en la fabricación de cañones. Sería Víctor Hugo, cuatro décadas después, en 1831, con su personaje, el jorobado Quasimodo, cuya morada era el campanario, el que despertaría un interés universal por las torres ancladas junto al Sena. Mayor relevancia histórica tiene nuestra torre rosada con sus 12 campanas, casi todas ellas de gran antigüedad, y cinco con epigrafía gótica. El Cabildo ha ejecutado obras convenientes, la reposición de los pisos, la malla anti aves, la iluminación…, de suerte que son visitables. Es el nuestro uno de los conjuntos más valiosos de las catedrales europeas, pero, al tiempo, de los más necesitados de restauración, en sus yugos, badajos, herrajes… Tienen los franceses amor por su cultura y patrimonio, y no han faltado patrocinadores para sus campanas. No menos atención y ayudas merecen las nuestras.