LAS TORCAS – Isidro MARTÍNEZ
Han pasado más de cuarenta años y estamos de cumpleaños. O lo parece. O no se ha arreglado nada. Era por 1979/80 cuando Gerardo, Jhonny, Matías y Felipe llevaron los tractores (más viejos que los de ahora y más pequeños) a la carretera de Riego de la Vega. Se armó una buena. Entonces, Jhonny (que aún mira desde la Muralla astorgana el horizonte de la autovía y de Riego) puede corroborarlo, la Guardia Civil era algo más activa con los agricultores que esta semana de paseos y caravanas de camiones. El jueves en Riego, los agricultores cortaron la autovía media hora y se fueron. Las cosas cambian, a lo que se ve; los problemas agrarios permanecen.
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En Castrocontrigo, la Junta promueve un centro de biomasa forestal. Dos empleos directos y algo así como 15 indirectos. Sin embargo, es lo único positivo relacionado con la energía en este desguarnecido paisaje leonés. Trabajo, aunque escaso, cuidado del monte, recogida de residuos forestales, incluso de maizales, y prácticamente ninguna desventaja. Los terrenos los pondrá la junta vecinal gratis… como siempre. En Llamas y en Almanza habrá otros dos, y en el Bierzo dos más de gestión privada.
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Hace unos meses el equipo de Gobierno municipal denunció presuntas contrataciones irregulares en la legislatura anterior. El asunto, tras ser negado por los socialistas, se quedó en silencio. Alguien intentó reverdecerlo la pasada semana, pero cuando ni siquiera mi amigo el concejal ha llevado el asunto al juzgado, será que el meollo es escaso o la posibilidad de éxito en el estrado, nimia.
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Asunto mollar, desapercibido aquí, es la planta de lodos en terrenos de Santiagomillas, más cerca de Piedralba. El tema lo han intentado traer a una Astorga que hasta hoy ha permanecido ajena y silenciosa, aunque, supongo, el concejal de Medio Ambiente estará al tanto y vigilante de los pasos del expediente, por si tuviera relevancia para los astorganos.
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En los informes queda aclarado que los lodos no son peligrosos ni nocivos. Menos mal, porque esta tierra ya acoge los parques solares posibles, pues cuentan que somos pocos y mayores, y las protestas durarán día y medio.
Lo que escama al personal son las advertencias en el expediente sobre el tratamiento de los olores: protección con lonas, aislamiento, etc. y las distancias de las poblaciones. Porque, susurran los más cercanos, si van a tratar de minimizar los malos olores, es que los lodos los provocan.
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En este negocio ambiental sorprende la inacción de las autoridades astorganas y, aún más, el absoluto silencio, tal vez aduciendo que no es “de nuestra competencia”. En el recuerdo, no tan lejano, permanecen los olores porcinos que inundaban esta ciudad cuando el viento del oeste regaba el ambiente con una cierta fetidez. Conste, para el acta, que de mal olor no suele morir nadie, pero molesta, y mucho. ¡Silencio, muchacho, que estamos pensando! Pues, al lío, concejal.
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En el paseo Martínez Cabrera, tarde anochecida, la actividad en el polideportivo parece intensa. Puede ser de niños y los coches rellenan las plazas de aparcamiento y las ultimas mamás, o papás, no les importa esperar en doble fila en una calle de tráfico moderado. Tal vez, y como el aparcamiento trasero del edificio deportivo, sigue vacío, la Policía Local podría aconsejar a los más atrevidos que las calzadas no son para ocupar con los intermitentes advirtiendo la presencia, pero obstaculizando a los demás.
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Los chicos de Benavides podrán venir al carnaval astorgano en bus promovido por su Ayuntamiento para que no se descalabren al regreso de madrugada. Los móviles en las aulas serán regulados. En Astorga pondrán cámaras para que los autos no sean locos sino cuerdos a la velocidad que marcan las señales… Esta vida reglada y regalada es un tomo en crecimiento progresivo e imparable.
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La avenida Madrid-Coruña es calle municipal. En La Bañeza, también. En muchos lugares, en estas antiguas carreteras con arcenes, al estar en la periferia, el límite de velocidad es de 50 km/h… Por si en Astorga quieren ponerse a la altura y dejar los 30 para calles urbanas y la avenida de los accidentes, digo de Ponferrada.
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Daniel Corral se fue a la habitación de al lado hace algo más de una semana, desde Puerta de Rey. Tenía 73 años. Esos son los últimos datos del astorgano. En la memoria de bastantes mayores permanece la labor de este chef del motel de Pradorrey. Sí, ese edificio en piedra, espléndido entre pinares, que durante años fue emblema hotelero de esta ciudad. En sus cocinas, Daniel elaboró gastronomía de calidad y el cocido maragato que era festival organizado por José María, director de Cope, y Juan Carlos, director del establecimiento, en años de proyectos y autoridades en las mesas. No eran mejores días que los de ahora, pero pululaban la esperanza, más gente en calles y pueblos y bastantes ideas para el futuro.