SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Aunque viene de lejos la pulsión de la gente por hacer paletas excursiones a Madrid a abrir la boca ante el alumbrado navideño y ante el mercadillo (cutre desde mi punto de vista) de la plaza Mayor, en los últimos años, un alcalde, Abel Caballero, ha decidido hacer la competencia a este ejercicio de derroche eléctrico y lumínico y «robarle» a la capital de España ese turismo aldeano. Vigo ha devenido en la Meca de la luz de colorinchis en una absurda competencia por ver quien gasta más electricidad teniendo menos luces (intelectuales)
Otro alcalde, Xavier García Albiol, ha anunciado que su pino de luz en Badalona será más largo que el de Abel Caballero.
Por si no fuera poca carrera esto de «a ver quién la tiene más larga», un pueblo de León, Almanza, anuncia que este año va a ser el «Vigo rural» cuajando de luces su muralla, sus calles sus jardines… con 50.000 luces. Además, aspiran a ser declarados una cosa que me ha llamado la atención: «Ciudad europea de la Navidad». Este mundo nunca deja de sorprenderme
Al menos en Astorga tuvieron hace unos años la picardía de conseguir que la profusión lumínica se la pagase una marca de bombones. Se lo gastaron en el recibo de la electricidad, pero por lo menos se lo ahorraron en bombillas.