PASANDO EL PUERTO – Marco A. MACÍA
Tanto los problemas grandes como los problemas pequeños comparten la misma problemática: ninguno tiene fácil solución.
Su identitaria y retorcida calificación como problema arranca precisamente de esa carencia. Para complicarlo más, la solución -de existir- suele presentarse tan confusa y oculta que generalmente pasa desapercibida, aun cuando la tenemos delante de las narices.
Las soluciones son muy de ocultarse agazapadas, disfrazadas, de lo que no son: de consecuencias, de causas, de simple lío para seguir enredando o, la peor de todas, de ganas de fastidiar porque no hay ningún ánimo de resolver el problema.
Está ocurriendo con los tractores y el problemón del campo de hoy. Los agricultores, que no son gente de indirectas precisamente, identifican con nitidez el problema y su solución y lo resumen en dos palabras: dejadnos trabajar.
A la vista está que algo tan sencillo no quiere ser entendido. El problema no se quiere resolver. Como mucho aplazar.Porque en realidad, lo pretendido es que se aburran y abandonen el campo. No quieren que produzcan alimentos y para lograrlo los primeros que sobran son los productores. Tras ellos iremos sobrando el resto. Todo a su tiempo.