SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Escribo estas líneas cuando está siendo el llamado Blue Monday, o lunes azul. Aunque pareciera que esto venga de antiguo, es un invento de una empresa de marketing británica para vender viajes vacacionales de cara al verano precisamente en un día en el que supuestamente confluyen el frío, la falta de luz, la cuesta de enero, la evaporación de los buenos propósitos del año nuevo…
Pues nada, resulta que el algoritmo era una treta para vender viajes, pero como vivimos en este mundo acrítico en que nos lo tragamos todo, lo hemos adoptado como si fuera u vestigio del calendario maya.
Nuestra manera de contar el tiempo está regulada por el Papa Gregorio XIII que metió en el siglo XVI unas correcciones afinando el sistema implantado por Julio César. Como el que parte y reparte se queda con la mejor parte, llenó el calendario de efemérides de su cuerda y en eso dio el santoral.
En este proceso de laicización de la vida hemos adoptado el sistema de efemérides, pero en lugar de poner santos, ponemos días mundiales. El invento de marketing del Blue Monday es solo la punta del iceberg: días mundiales de cosas superserias como ciertas enfermedades alternan con mamarrachadas como el día de la croqueta. Por favor, meteorito, ya.