SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Vivimos tiempos en los que las coordenadas que llevan décadas trazadas empiezan a dejar de servir. Un ejemplo de ello es la actual reivindicación de las gentes del campo. Incluso un delegado del Gobierno ha acusado a un partido de derecha «sin complejos» de estar detrás de las tractoradas de principios de este mes. ¿Y qué piden los agricultores? Que les dejen sembrar lo que quieran y poder vender sin tener que trabajar con pérdidas. Se lo piden a los gobiernos.
Pues a ver, según la vieja política, el intervencionismo del Estado es comunismo, o, como mucho, socialismo. Si queremos sembrar lo que nos dé la gana, pero cobrar las ayudas de la PAC, eso segundo es intervención del Estado (lo primero no, pero a ver a quién se lo vendemos). Y si queremos que nuestros productos no estén sobrepasados por los de terceros países, eso es ir contra las reglas del mercado que dicen que cada uno compra lo que quiere cuando quiere.
Parece todo tan confuso que se diría que reclamando la intervención del Estado, en sus versiones nacional, autonómica o europea, los agricultores que ondean banderas españolas y reivindican cosas políticas en los contrapesos delanteros de sus tractores, están pidiendo medidas comunistas en lugar de alinearse con el libre mercado.
Ya lo dijo Pío Cabanillas padre: «yo ya no sé si soy de los nuestros»