SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Está siendo el 1 de mayo cuando escribo estas líneas con manifestaciones de trabajadores en algunas de las cuales hay más informadores que manifestantes (obsérvese que ya ni siquiera digo trabajadores, porque no tengo constancia de que lo sean). Convocadas por sindicatos, el personal se moviliza cada vez menos en demanda de sus derechos ¿Por qué cree que están cubiertos? No; cada día están menos cubiertos y lo sabe, pero se ha perdido la confianza en quien puede movilizar a la población para tener esa cobertura. Sostienen algunos que ese descrédito se lo han ganado a pulso por no dar respuesta de sus necesidades a los trabajadores. Quizás algo haya, pero tampoco es menos cierto que la labor de los sindicatos ha sido sometida a un escrutinio feroz en los últimos años. Sus dirigentes han sido las primeras víctimas de rumores y fake news que ahora el presidente de Gobierno llora desde un retiro de cinco días. Desde “inventar” el precio de un reloj en la muñeca de Cándido Méndez a criticar una foto ante una mariscada en Bruselas, que quienes hemos pasado por allí sabemos que hay menús del día más caros que esa profusión crustácea de serie C en la calle trasera de la Grand Place. En estos casos, siempre invoco a un antiguo compañero de trabajo que decía: “los sindicatos serán muy malos; pero sin ellos, seguirían bajando al tajo de los pozos mineros los niños de doce años”.