SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Leo la columna Piedra de afilar de Enrique Ramos, donde bajo el título Logopitorreo, carga contra varias meteduras de pata de la Junta respecto de diseños gráficos poco afortunados. Estando de acuerdo, tengo que decirle que tampoco hay que fustigarse tanto, porque en todas partes cuecen habas.
Vengo de Asturias y allí he podido ver el cartel anunciador del festival aéreo de Gijón que se celebrará en verano. Como dijo mi anfitrión asturiano, de «preescolar de photoshop«: un avión, un helicóptero y una chica de espaldas, con la escultura Elogio del horizonte como referencia, todo ello pegado sin respetar proporciones ni perspectivas.
Y es que hemos llegado a que cualquiera empuña un photoshop, un photopaint o un coreldraw, junta en un archivo cuatro imágenes y se cree que ha diseñado. Y no. No todo el mundo que escribe es escritor, ni todo el que hace fotos o videos con su móvil es fotógrafo o cineasta.
Temen los diseñadores gráficos, oficio noble y de complejidad notoria, el daño que puede hacerles la inteligencia artificial. Ya les digo que antes de eso les está haciendo daño la profusión de bricoladores de la fusión de imágenes que con un atrevimiento solo comparable a su ignorancia se meten en jardines en los que solo pueden hacer el ridículo