SIN PASIÓN – Eduardo Sáez
Principia un nuevo curso y otra vez, los argumentos recurrentes de si lo mal que está la educación, lo malos que son nuestros profesores, lo malo que es el sistema… Igual que hay canciones del verano que casi siempre suenan iguales, esta letanía del final del verano, también repite melodía.
Los que miramos desde nuestras canas el mundo de la educación tendemos a despreciar las materias que se imparten ahora. No sé: mis primeras letras fueron arrancadas de un libro llamado El silabario cuya efectividad pedagógica sigo sin ver.
Yo también me estudié de carrerilla la lista de los reyes godos ¿Me ha servido de algo? Aparte de aprobar algún examen, aportación cero a mi vida.
Conviene, a la luz de tales cosas, ser un poco más humildes con nuestras opiniones. Cualquier tiempo pasado no fue mejor por el hecho de haber pasado.
Otra ganancia que no arriendo es la de los sufridos docentes. Enfrentados cada día a escolares y, sobre todo, a padres convencidos de que lo que le pasa a su niño es lo más importante del mundo porque su niño es lo más especial del mundo. Y lo es para ellos; ya para el resto, es uno más. A ver si el problema de la educación está en los padres más que en los profesores.
Pero como son más, la administración ahí no tendrá valor de meter mano.