El garbanzo pico pardal generó pleitos para liberar su denominación, que estaba “secuestrada” por una envasadora comarcal, una de las más potentes de España. Una iniciativa en la que el Ayuntamiento de Astorga y la junta vecinal de Valdeviejas tuvieron mucho que ver para conseguir que no se pudiera usar como marca el registro de una variedad genética.
Pero ahí terminó todo.
El proyecto que se trazaba para respaldar bajo una indicación geográfica protegida que amparase el ingrediente por excelencia del cocido maragato, se ha quedado aparcado en una vía muerta.
Una vez que se impidió a la envasadora radicada en Riego de la Vega usar en exclusiva el nombre “pico pardal”, se siguen sembrando garbanzos por la zona y se siguen vendiendo, singularmente en Astorga al público general y en los restaurantes, pero no hay garantía alguna de que este tipo de garbanzo sea producido en el entorno.