J.J.A. PERANDONES – La tolva
Llega revuelta la primavera con frío, nieve, agua y polvo africano. Están empapadas hasta las lontananzas de nuestro entorno y cuando suba la temperatura y luzca espléndido el sol la tomillina abrirá su corola e impregnará las lomas y veredas de un intenso aroma, acompañado por el de otras flores, de las urces, del cantueso… Mas dejémonos de zalamerías y vayamos al tajo: Santi ha de desplazarse para fotografiar imágenes destinadas a las Edades del Hombre y a la revista de arte más bella del mundo, “FRM”, y, a su retorno, acercarse al albergue peregrino. A Eloy, después de la duermevela poética, el día le ha de dar para impartir la clase, las páginas de “Contextoglobal” y un reportaje social. A Paz siempre le gustaron los filandones, organizar certámenes, pero hoy debe de oírse en sus versos para el próximo recital de “Son de paz” con Moncho Otero. Como lo del cine es engorroso, Luismi ha de dejar a un lado el poema, el cuadro, el montaje de “Los abanicos de la muerte” y telefonear a Elías Querejeta y Jaime Chávarri para concretar su recepción en el Festival. Se avecina año santo y Jajus, antes de ir a la cofradía, nos ha prometido trazar con unas líneas la imagen del peregrino, que se difundirá en tarjetas, colgaduras en las calles jacobeas e insignia de plata cincelada por Santos. Esta gente, tan creativa, está siempre demasiado atareada, vayamos a lo nuestro: a disfrutar de sus anhelos, de sus sueños.
